- Leve ausencia (2015) Alberto Carranza
- Pasos, intermitencia (hacia ocultos lugares) (2012) Luis Ormeño
- Crisantemi (1890) Giacomo Puccini
- Home Work II for a singing percussionist (2009) Francois Sarhan
- Vibra – Elufa (2003) Karheinz Stockhausen
- Lift off (1966) Rusell Peck
- Ikonen Op. 57 a Vibráfono solo (1975) Bertold Hummel
- Circles, impresiones para Saxofón Alto y Percusión (1976) Adrian Valk y Niels le Lange
- Sonata N°1, Op.22(1952) Alberto Ginastera.
“El arte es constructivo por esencia”Igor Stravinsky
Cuando le preguntaron a Stockhausen qué pensaba acerca de su rol, respondió que cada compositor era único, porque aportaba algo irremplazable al género humano, siempre que fuese original. La exploración es inherente a toda búsqueda compositiva. De modo que la obra musical constituye, entonces, una expresión única y personal, conformada por la combinatoria de elementos seleccionados en función de un todo discursivo. En tanto arte, simboliza, representa: es un organismo abierto a interpretaciones que son constantemente nuevas, por estar sujetas a inacabables desplazamientos de sentido.
Los siglos XX y XXI se caracterizan por la variedad de tendencias artísticas. Este aspecto se vio reflejado en el Programa del concierto de música de cámara para cuerdas, percusión y saxo llevado a cabo en el Teatro Municipal. Su particularidad radicó en la condición de música funcional que adquirió la reproducción de la obra “Sinfonía cósmica para guitarra y electroacústica” de Leandro Martiñán en los momentos previos y posteriores a la función, ya que, conjuntamente con la graduación de luces y colores, contribuyó a la preparación del público para la audición de las dos primeras obras. Tanto en Leve ausencia como en Pasos, intermitencia (hacia ocultos lugares) primó una atmósfera de indeterminación. Ambos compositores coinciden en que la búsqueda es su elemento disparador; búsqueda que, en Leve ausencia, deviene en una motivación que no es más que ilusoria. Así la describe Alberto Carranza: “el vacío que confirma que aunque lo que inicialmente nos motivó de manera consciente para ponernos en movimiento nos lleve a la situación deseada, no es más que una ilusión, ya que lo único que nos motiva realmente es la absurda, potente e inexorable esperanza de que la muerte no exista”. Para Luis Ormeño, la matriz reside en la búsqueda de un estado: “el orden intelectual fue sólo después de haber sentido que cada nota era un paso hacia un lugar desconocido y de incertidumbre”. De manera que las dos obras presentan en común la generación de nubes sonoras desde lo formal, más allá de que, por momentos, se esbocen ciertas líneas melódicas y contrapuntos (no en el sentido tradicional del término). El juego de dinámicas en la excelente ejecución de los intérpretes condujo al clímax sonoro en los momentos de crescendo ya la percepción de la desaparición sin resolución, en el pianísimo del final.
El gran lirismo y profundidad de Crisantemi puede vincularse con sus motivos de composición. Puccini la escribió en una sola noche a raíz de la muerte del duque de Samboya. Su nombre refiere a la planta que se ofrenda en los funerales. En los aspectos formales, hay un balance perfecto: los momentos de mayor actividad rítmica en alguna de las cuerdas, se ve compensado por las largaras duraciones de las otras. La homogeneidad dada por la homofonía y la homorritmia enfatizan la percepción de unidad.
A diferencia de las anteriores, la obra de Sarhan –Home Work II for a singing percussionist – tiene sus raíces en la gran innovación de Mauricio Kagel, que ha consistido en incorporar lo para -musical como herramienta compositiva. Esto significa que las acciones – gesticulaciones y comportamientos del ejecutante, que eran consideradas elementos incidentales sin importancia – pasan a ser el material mismo de la composición, y constituyen aspectos visuales y espaciales que transforman a la ejecución en ficción , artificio y representación, es decir, en Teatro instrumental. La impecable precisión y destreza de Román Bayani para articular los materiales y su marca subjetiva, hizo del discurso un lenguaje que comunica y de él, un instrumentista – personaje.
A continuación, se presentó Vibra – Elufa, composición para vibráfono de Stockhausen, que es posterior a su ópera Freitag aus Licht –perteneciente el ciclo de siete óperas que se denominan Licht -.Elufa es la conjunción de los personajes Eluy Ufa y constituye una de las partes del segundo acto. Dato de importancia, ya que hay ciertas reminiscencias a los procesos compositivos que aparecen en éstas: la organización de los sonidos guarda estrecha relación con las constelaciones y los planetas. De modo que es la naturaleza cosmogónica la que se impone por sobre el compositor, como guía indirecta.
Lift off – para ensamble de percusión -, fue una pieza de relojería: la precisión impactante de los tres intérpretes supo captar la intensa energía de la obra, en la que se juega con patrones rítmicos y sus modulaciones, con contrapuntos rítmicos y unísonos y con la variación de dinámicas.
En Ikonen Op. 57 a Vibráfono solo, como bien lo ha señalado el intérprete Matías Morelli, la estética es diferente a la de Vibra Elufa, ya que su estilo es más bien Neoclásico. Esto significa el regreso a material compositivo para pequeños grupos instrumentales – en este caso, para instrumento solo-, el retorno a ciertas formas del período Barroco y a la importancia del contrapunto.
Circles, impresiones para Saxofón Alto y Percusión, establece un juego entre exploración tímbrica de las posibilidades percusivas e incluso, de intervención instrumental – dado por el empleo del arco de cuerda para alguna de las ejecuciones -. La relación entre saxo y percusión podría calificarse como contrapuntística desde el aspecto rítmico, aunque también se observaron momentos de homorritmia. El excelente manejo de dinámicas en el saxo fue un aspecto destacable de la intérprete Rocío Migueles.
La Sonata N°1, Op.22, que dio cierre al concierto, es una obra contundente y pasional, de fuertes contrastes entre movimientos. El folclore emerge aquí de forma simbólica, como sublimación y evocación, ya que los elementos nacionales se hallan velados con la politonalidad y el docecafonismo. De este modo, las obras de Ginastera constituyen una proyección hacia un imaginario colectivo del ser argentino, a cierta alianza implícita y personal tanto en el que realiza el acto creativo como en el que lo completa a través de su audición. El intérprete Facundo González supo transmitir de forma esplendorosa la esencia propia de este personalísimo estilo que remite, inexorablemente, a la llanura Pampeana.
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